Una de las principales atracciones de Moscú es su metro, con una buena cantidad de estaciones palaciegas innombrables, destinadas en su día y hoy, a ensalzar al pueblo, dado que los principales motivos escultóricos con las que están decoradas van dirigidas a trabajadores y militares, eso sí, de épocas pasadas.
Vale la pena recorrer sus diversos andenes (abajo os marco un recorrido que permite ver siete de ellos en menos de dos horas y sin prisas, dado que los trenes pasan cada dos minutos y las paradas son cortas) , y admirar paredes y techos junto con el rápido fluir de los moscovitas. Todo ello por menos de un euro, que es lo que cuesta el billete.
El metro se desarrolló a mediados de siglo pasado y no pararon las obras ni tan siquiera durante la segunda guerra mundial. Es bastante profundo además de bello.
Además de medallones, mosaicos y espejos, asi como de sus abundantes bajorelieves, destacan las lamparas, que ofrecen a pesar de su antigüedad una luz muy agradable.
A pesar de que el metro es seguro, todos te avisan de que tengas cuidado con los carteristas, y en teoría, necesitas un permiso para fotografiar que yo ni tuve ni me pidieron, a pesar de que los servicios de seguridad me vieron perfectamente.
Las escaleras automáticas son muy rápidas, muy muy largas y, por tanto, muy potentes. Esta foto me gusta pues da idea del movimiento constante de toda la red de metro.
Y aquí el plano prometido, que marca en círculos blancos un posible recorrido para aquellos que necesitéis de un recorrido ágil por algunas de las mas bellas estaciones.
Pero si te apetece salir al aire libre, respirar aire puro y darte una vuelta esta vez por el NILO, pincha en este refrescante ENLACE.
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