martes, 17 de mayo de 2011

CATALPA, MENUDO NOMBRE

Aquí os presento a la Catalpa que desde hace unos días preside mi terraza, en la que estaba sentado, y, bajo su sombra, hice esta toma contra el sol.
Su extraño nombre viene de nuestros amigos Cherokee, de Norteamerica, indios de cine y de culturas maltratadas, que lo llamaban así. El latín lo recoge como Catalpa bignonioides Walter.
Se ha extendido por el mundo entero,  debido a la belleza y tamaño de sus acorazonadas hojas (de entre 15 y 30 cm. de largo), y sobre todo por sus flores, blancas y grandes que se parecen a las de los Castaños de Indias (Claudio, por eso igual creíste reconocerlo). En plena floración es un espectáculo natural para las personas  que disfrutan de  cosas sencillas (¿Tu? Yo si).
Para reconocerlo, buscarlo aislado y sobre todo, si es la época, tiene unos frutos verticales inconfundibles, que dicen los fumaban los indios mencionados, por lo que también lo llaman el árbol de los cigarros.






A mi me gusta su sombra, pero sobre todo, como la luz de verano entra en sus hojas, casi transparentes, cuyas sombras provocan diferentes tonalidades verdosas muy contratadas. En Madrid (llegaron en 1725) hay muchas, descubrirlas, os muestro una en la plaza de los cines Luna.





Si os interesan otros árboles, os redirijo a este ENLACE que os llevará a otros y, a su vez, estos a otros. Julian, cuñao, que los disfrutes.

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