domingo, 24 de mayo de 2015

LALIBELA

Este palabra tan extraña y que todo español intenta separar en dos palabras, es el apellido de un ilustre rey ortodoxo etíope, que quiso crear una segunda Jerusalen en su país, a la vista de los constantes ataques a dicha ciudad que ponían en peligro la vida de los peregrinos. Hablamos del siglo XII.
Y ya dejó preparada sus iglesias para que pasaran desapercibidas en las posibles incursiones invasoras de otras culturas, simplemente excavándolas en piedra hacia abajo, dejándolas ocultas en la distancia. Insisto, excavadas las iglesias, no excavado el agujero y luego levantadas desde el suelo. Hay unas once de ellas, de unos quince metros de profundidad, y están comunicadas entre si por pasillos también tallados que afloran de vez en cuando. Por supuesto, a la vista de las fotos, comprenderéis que sean ya Patrimonio de la Humanidad.  Siguen en uso, y el paisaje que las rodea (cuarta foto) es el pueblo tal y como sigue hoy mismo. 














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