De una salsa de tomate abandonada en la nevera salió esta idea válida para la portada de un libro de crímenes aún por escribir. Cuando ya la había enfilado, a la salsa, hacia el alcantarillado municipal , quedé prendado del rojo sobre blanco, y pedí un voluntario (por allí pasaba Blanca R) que muy entregadamente se ofreció a posar tal cual vestía, y sin dudar de la idea, se arrojó al suelo sin reparos. Las medias que llevaba son también importantes. Dejé tan solo un circulo de color rojo sobre el tomate y el resto lo blanconegreé (nuevo verbo), quedando el resultado como podéis apreciar. Esta idea de aislar colores aparece frecuentemente en el mundo de la publicidad, pues se te van los ojos donde hay color.
Autocrítica: Sobra el bolso, y falta un poco de tacón.
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