Una escapada de fin de semana sirve entre otras cosas para llevarse una cámara, en este caso una compacta ( con un tamaño que te permite echártela al bolsillo del anorak , por cierto sin modo manual) y fotografiar todo lo novedoso que va ocurriendo a tu alrededor.
Esta foto, tomada desde lo alto del telesilla que sale "sombreado", refleja unos aprendices agotados en mitad de una clase.
Por cierto, a esquiar y disfrutar de este deporte se aprende antes que ningún otro, pues en tres días es posible tirarte por pistas rojas ( dificultad mediana ), y al cuarto, tirarte por todo aquello que se te ponga delante que tenga cualquier pendiente, léase negras.
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